Después de los magníficos días en Seúl iniciamos nuestro camino a tierras más asiáticas, más tradicionales, nos dirigimos hacia Japón. A primera vista Tokio es una ciudad llena de tecnología, rascacielos que se juntan con zonas arboladas y parques escondidos entra las calles… Aunque todavía, de lo que más me acuerdo es de lo tradicionales y extravagantes que pueden ser a la vez. Hablo de polos opuestos en la misma sociedad, desde el metro llenísimo de gente sin poder entrar, hasta el silencio que se forma dentro de ese vagón en el que no se puede ni respirar. De manadas de robots andando a la oficina con el mismo traje oscuro y camisa blanca, y de la misma manada de borrachos volviendo a casa con la baba colgando mientras apoyan su cabeza en el desconocido de al lado. De las japonesas vestidas de colegialas andando por la calle, hasta los freaks del Yoyogi Park…
Marchamos a casa, 1h 30min. para llegar, dejamos las maletas, duchita cambio de ropa y vuelta de nuevo al centro, otra 1:30… dio… empiezo a pensar que es demasiado grande Tokio. Cena en el barrio de Shibuya, donde la comida se parecía bastante a
Después de la cena, venía la gran decisión. En Tokio cuando tu casa no esta a menos de media hora se sale a muerte! El último tren sale a las 12 de la noche, y el primero a las 5 de la mañana, así que, que cojones!
Hemos venido a pasarlo bien! Nos liamos la manta a la cabeza y después de la cena acabamos en un Karaoke Japonés, donde te alquilan una sala con una pantalla y unos micros. En todo Asia todo esto esta muy extendido la ente se tira tardes enteras, puedes ver solo dos amigas viendo las mejoras que han hecho y como canta la una y la otra. Lo increíble, 20€ y barra libre de bebida. Aunque algunos intentaron dormir el resto no les dejamos, las voces se oían hasta afuera de nuestra sala!
Para rematar la faena, ya que eran las 5 de la mañana (ya había salido el sol y parecían las 10 de la mañana) decidimos ir al mercado del pescado mas grande del mundo mundial (bueno yo que el merca Madrid les gana a los japos jeje). El mercado de Tsukiji… donde los atunes superaban los 100 kg… Ver la lonja y la subasta de este mercado es impresionante. No he visto tanto pescado junto a la vez. Aunque parezca mentira después de todo este día hay quién todavía se fue a desayunar Sushi… BRAVO MIRI!!
Yo a mi hora y media de camino a casa para dormir unas 3 – 4 horas. Porque habia que seguir pateando Tokio en nada…
SEPTIMO DÍA – TOKIO
La mañana… o bien entrada al medio día se podría decir teníamos plan de ir al parque de Ueno.
Empezamos la visita bastante tarde, pero mereció la pena esperar, pudimos ver el Hanami, los cerezos en plena floración. A los dos días todas las flores ya se habían caído… Era muy divertido ver a los Japos, tomando birra y comiendo de camping sobre el asfalto de las vías del parque sobre un plástico. Tenían delimitado hasta las zonas para donde ponerse. Nos contó Alberto, que a los típicos machaquillas de los jefes, les mandan allí para poder reservar sitio bajo un árbol para luego poder llevar el jefe a su esposa o amada… y tenerla en un sitio privilegiado. Con esto podías ver a un hombre trajeado que lo que hacia todo el día es estar sentado de bajo de un árbol esperando a acabar el día… muy triste esto…
Aparte del Hanami, encontramos otras cosas de interés como el templo Toshogu, bastante tranquilo. Y algunos puestos donde nos aventuramos ha hacer la comida allí… Me comí algo parecido a una patata frita enrollada en espiral junto con una masa similar a pan que tenia huevo y jamón (creo).
Al terminar la visita al parque, la siguiente parada era el Templo de Asakusa… Uno de los templos más grandes de Tokio. La entrada es espectacular y según vas avanzando hay muchísimos puestos turísticos para comprar chorradillas varias.
Al final llegas al palacio donde se encuentran los típicos farolillos que vistos de noche le dan un aspecto bastante peculiar. En este punto del viaje, tuve la primera sorpresa… Nos encontramos con Gonzalo! Becario de informática en Bucarest, que callado lo tenia! Un placer verle por allí, claro que sí, aunque no fue el único que vimos en Tokio. De lo mas llamativo de este templo, es la torre vista de noche con las luces dándole un color anaranjado…
La cena, como era de esperar fue carne, con verduras, comida otra vez bastante parecida a la coreana. Raquel y Juan los pobres creo que perdieron algún kilo en este viaje, ya que no les gustaba mucho la comida asiática. Esta comida, llamada Sabu Sabu, es de nuevo carne cruda, la cual echas en un caldo hirviendo donde se hace, la juntas con un poco de cebollita y verduras… y rico rico.
Nuestro cuerpo no dio para más, justo para el largo viaje de nuevo a casa.
OCTAVO DÍA – TOKIO
Todos de píe rapidito… alguno quería hacerlo antes de las 8 de la mañana… pero el sueño acumulado pudo con nosotros y el despertador, por mucho que sonaba, no consiguió levantarnos.
La primera visita de este día, palacio imperial, aunque solo se podía verse de lejos. Así que visita por los parques de alrededor bastante chulo. Impresionaba el contraste de los rascacielos junto con el verde y la edificación tradicional asiática del palacio… Paseo por la zona y partimos de nuevo.
Barrio de Shinjuku, barrio donde el edificio más pequeño podría tener sus 40 plantas. Conocido también por zona de diversión, compras y zona económica… Subimos a un hotel donde pudimos contemplar de nuevo la inmensidad de otra de las ciudades más grandes del planeta… La misma sensación que desde
Siguiente parada, Yoyogui Park! Esta zona es buenísima, mas que por el parque en cuestión, sino porque se junta la flor y nata de esta ciudad. Donde puedes ver góticas lolitas, hasta elvis rockeros,… Todo el mundo super extravagante y vestido de una forma jamás vista. Ni Camdem en Londres, ni Fuencarral en Madrid, ni na de na… Yoyigui se lleva la palma. Una zona genial, también para las compras. Había de todo, camisetas extravagantes, bolsos, crepes jamás probados, … Buenísimo, de las zonas que mas me gustaron de todo Tokio. Aquí decir, que POR FIN, después de 3 DIAS, me llevaron a comer Sushi… RICO RICO…
Llegados a este punto, la siguiente sorpresa del viaje fue encontrarme con Guille, becario con mas suerte del mundo, donde su destino de residencia para 1 año era Bangkok! Estaba de visita en Japón y pudimos pasar una noche y medio día con él. Grande Guille, desde aquí otro saludo para él.
Una vez recogidos a Guille y su compañera de viaje Clara, fuimos a buscar al resto al cementerio “cercano” a Yoyogui, donde nos contamos nuestras historietas de los viajes que han sucedido durante estos 6 meses sin vernos.
Para la cena, de camino a Roppongi, zona de fiesta donde habíamos quedado con el resto de becarios que se habían ido dispersando, encontramos un local para cenar, y again, SUSHI, e incluso probé el Sake japonés.
Aquí, de nuevo debíamos tomar otra decisión. Morir en el intento de hacer fiesta a lo grande japonesa con discoteca incluida, nada de Karaokes o ir a casa en el último metro… Yo la verdad que estaba con ir a casa, pero… ULTIMA NOCHE. A darlo todo! El sitio se llamaba Camelot, siendo extranjeros era la mitad de precio y dos consumiciones, que majos estos Japoneses!! Aunque luego no había muchos extranjeros, premiaban los locales. Aquí es donde vimos que la gente de Japón es mas cerrada que lo normal, solo conseguíamos hablar con algún español que nos encontrábamos. Los camareros te traban no del todo correcto y encima estaba petadísimo. Aun así no nos quitaron las ganas de fiesta y conocer la noche Japonesa!
Después de unos bailes, fotillos y discusiones con los camareros, vuelta a casa Raúl y yo, los únicos valientes de aquel día. Mucha risa viendo a los japoneses como se despertaban al grito del famoso Luís Carlos Milanes de todos los bosques con un ÑIUUUU a las 8 de la mañana con las resacas japonesas todavía en la cabeza de esos asiáticos…
NOVENO DÍA – TOKIO & SEÚL
Hoy sin prisas, teníamos que hacer las maletas y salir al aeropuerto.
Así que tranquilamente, tras dormir mis 3 horas típicas de los fines de semana cuando se visita algo. Nos despertamos y fuimos unos pocos a dar una vuelta por un parquecillo cercano al barrio donde estábamos, Tabata.
Con mucha pena, por tener que despedirnos de Japón, pero así son las cosas.
Comida en el McDonals en honor a Juan y Raquel y de nuevo otro avión, otra ciudad…
Dar las gracias a Esther, chica que nos prestó la casa. Y a Alberto, guía de Japón y que sin él no hubiéramos sabido que sitios teníamos que visitar.
Album Picassa
Tokio |
Llegamos a Seúl por la tarde.
Justo para ducha rápida y cambio de ropa. La última cena fue barbacoa Coreana donde el bar de la otra vez. De nuevo, buenísima. Después algunos para casa y otros para otros sitios.
Pero de nuevo despedidas, abrazos y futuras visitas pendientes!
Y tengo que decirlo, el mejor viaje que he hecho en esta beca, se lo lleva Asia. La compañía inmejorable, el destino lo mas exótico y raro que he visto. Y la gente, de la mejor.
Un fuerta abrazado para todos, en especial a mi anfitriona.
DECIMA DÍA - SEÚL - MILÁN
TRISTE, NO QUIERO VOLVER!